“Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte”
Miguel Hernández
La nueva versión de mí
que estreno hoy: 6.0
me gusta más que la anterior.
Incorpora bastante poesía,
dejó las firmas y las prisas,
disfruta con calma la quietud.
No le importa quedarse bloqueada,
aprovecha, medita y se relaja;
se toma la vida con paciencia.
No persigue honores ni medallas,
le basta una mirada a su pantalla,
mover los bits en buena compañía.
Sí, ya sé, pierde memoria
con respecto a la anterior...
pero así se olvida de lo malo.
A veces tarda más en encender,
como dudando; no le gustan
las certezas, prefiere
cuestionarse las verdades.
Hay defectos del sistema
con difícil solución
(no los voy a mencionar),
vienen de antiguo.
Borró programas que no uso,
queda más espacio en libertad.
Mantiene aquellos importantes
—aunque a veces se averían—
los de la vida —cuando duele—
los del amor —cuando falta—
los de la muerte —cuando se teme—
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domingo, 31 de mayo de 2020
lunes, 25 de mayo de 2020
¿A qué duele el otoño?
El otoño trae extraños dolores
por el cuerpo.
Se te cruza un te quiero,
—olvidado en un bolsillo—
por el costado...
y arañas el tiempo
y el recuerdo
y no tiene remedio.
Son las tres y treinta de la mañana
y pasa por tu sueño una
mano perdida...
y te despiertas
y sacas tu mano de la manta
y no llega al pasado
tan lejos
tan cansados tus dedos.
Atardece, un niño aparece
en tu pupila, en blanco y negro...
y una lágrima no calma su tristeza
y lloras
y no hay color.
En tu sueño han perdido su nombre
los recuerdos. Quedan ecos
de manzanas, y un gusano que asoma
su cabeza...
y te sonríe.
El otoño trae extraños dolores por el alma.
sábado, 23 de mayo de 2020
Inclinación de la luz
“Hay una cierta Inclinación de La Luz,
Tardes de Invierno—
Que oprime, como la Gravedad
Del Cántico en los Templos”
E. Dickinson
Aparece de repente,
allá por la madrugada,
un negro resplandor
en una esquina de la noche.
Nostalgia, le llaman.
Yo le llamo herida.
Hubo un tiempo de flores,
escondidas.
Hoy solo queda corteza,
alguna hoja caída.
Lo que fue bosque,
un día.
Nostalgia, le llaman.
Yo le llamo herida.
También puede surgir
al mediodía. Cuando
las sombras desvanecen
en el sueño.
¿Se puede añorar un sueño?
Como una pompa de jabón
que al tocarla se rompe,
y el niño mira con asombro
la nada.
Indecisa, la mano, palpando
un infinito, vacío...
Yo, le llamo herida.
lunes, 18 de mayo de 2020
Laberinto
Sé que no volverás,
yo te inventé,
aprendiz de demiurgo
me creía.
Sin embargo,
te veo tan real
como un recuerdo.
No sé tu nombre,
la vida disuelve la memoria.
Me guiaste, Ariadna de promesas,
por laberintos donde
no había salida.
Tu mirada me rompía
en mil pedazos
y volvías a construirme
más entero, como ángel
que se ve Dios algún día.
Con el aire jugabas a la magia,
de lo transparente sacabas universos.
El Olimpo habitábamos los dos.
Zarpó un barco una mañana
y tú no estabas.
Sé que no volverás,
eres un sueño.
Sé que hubo un tiempo
en que eras tan real
que en solo un sueño
no se puede albergar
tanta fortuna.
yo te inventé,
aprendiz de demiurgo
me creía.
Sin embargo,
te veo tan real
como un recuerdo.
No sé tu nombre,
la vida disuelve la memoria.
Me guiaste, Ariadna de promesas,
por laberintos donde
no había salida.
Tu mirada me rompía
en mil pedazos
y volvías a construirme
más entero, como ángel
que se ve Dios algún día.
Con el aire jugabas a la magia,
de lo transparente sacabas universos.
El Olimpo habitábamos los dos.
Zarpó un barco una mañana
y tú no estabas.
Sé que no volverás,
eres un sueño.
Sé que hubo un tiempo
en que eras tan real
que en solo un sueño
no se puede albergar
tanta fortuna.
jueves, 14 de mayo de 2020
Si no fuera por el mar
“Quien podría vivir en la tierra
Si no fuera por el mar”
L. Cernuda
Todo pinta de noche
El techo
Mi estómago
El espejo
Los recuerdos que hilvanan el silencio
La ausencia también color de noche
(La leche —con galletas— era blanca)
Abro la ventana
Sale el aire cargado pegado a las paredes
Asomo la cabeza
Ausentes también van las estrellas
Entra el mar...
Sabor a horizonte en mi garganta
Un resquicio de futuro (fugaz) cruza la noche.
martes, 12 de mayo de 2020
La paciencia de la primavera
“...transformar el mundo
afuera, lluvia y viento, y la paciencia
de la primavera...”
RM Rilke
Era un tiempo de tormentas rotas,
desencajadas;
tiempo de mares escondidos,
de agua dulce.
Cargadas las nubes de oscuros
enigmas
vibraba la soledad replegada
en el alambre.
Todo en débil equilibrio.
Vulnerable.
Un aire sereno ocupa el firmamento,
se origina un sentimiento, como un soplo.
Hace más de doce meses que fue mayo:
hondo deambular del calendario.
Lejos.
Pero hoy es azul, de nuevo
hay mar, hay cielo.
Aparece el amarillo; el verde
se despliega en las orillas del camino.
Blancos sin contorno, universo
ilimitado.
¡Asombra la luz en su quietud!
Verdadero el mundo... y a la vez tan
ilusorio.
Un marinero remienda las redes,
su barca preparada.
Todo es inicio y calma,
respira la vida:
¡mayo de nuevo!
Habrá que remar...
¡huele a despertar,
el horizonte!
viernes, 8 de mayo de 2020
El paso de la laguna
Acuna
el viento
la altura de los árboles.
Mi barca,
sin barquero,
cruza la laguna.
Atrás quedaron
horizontes sin pintar,
mares guardados
al verano.
Dos orillas
me reclaman.
Dudan los remos.
A la izquierda
fuego, extrañas figuras.
Desde la otra orilla
un ángel aburrido
haciendo señas.
¿Dónde me lleva
la barca
sin barquero?
miércoles, 6 de mayo de 2020
Desde mi ventana
La lluvia esparce su sonido,
gotas que repican en el agua,
sonoro silencio repetido.
Sin sonido se mueven
las copas de los pinos;
entre sus ramas, el mar
y una gaviota bailan
al son de una canción
que dibuja en el aire
melodías transparentes.
El mar le cuenta historias
de otras costas, con ríos
y arenas en la orilla.
La gaviota sueña,
imagina nuevos vientos,
caminos, libertad, otros paisajes.
Un día partirá,
verá mares turquesas,
un aire cálido en sus alas
sustentará su vuelo;
otros cielos recogerán
sus huellas, sus sonidos.
No volverá...
Y yo me quedaré
mirando el mar,
escuchando el repicar
silencioso de la lluvia.
gotas que repican en el agua,
sonoro silencio repetido.
Sin sonido se mueven
las copas de los pinos;
entre sus ramas, el mar
y una gaviota bailan
al son de una canción
que dibuja en el aire
melodías transparentes.
El mar le cuenta historias
de otras costas, con ríos
y arenas en la orilla.
La gaviota sueña,
imagina nuevos vientos,
caminos, libertad, otros paisajes.
Un día partirá,
verá mares turquesas,
un aire cálido en sus alas
sustentará su vuelo;
otros cielos recogerán
sus huellas, sus sonidos.
No volverá...
Y yo me quedaré
mirando el mar,
escuchando el repicar
silencioso de la lluvia.
lunes, 4 de mayo de 2020
Camino
Cuando me paro a contemplar los pasos
y veo el largo camino recorrido,
advierto los baches y peligros
que pude sortear y tuve suerte
de no caer perdido en el intento
de cruzar laberintos de silencios
que atrofian los oídos
y ocultan los colores
que vemos con los ojos,
y así pasar por territorios
de vacío y soledad ,
conservando persona y realidad.
Fue un largo camino recorrido
de crear ciudades y paisajes,
descubrir sentidos y secretos,
a la luz abrirle paso
y llegar a conocer:
verdes, rojos y amarillos,
el sonido del jilguero
en las ventanas
y llenar espacios
con el mar y las palabras.
Viento y lluvia han borrado
algunas de la huellas de mis pies
y he olvidado parte del camino recorrido,
pero conservo dos o tres sueños muy antiguos,
las palabras que me dijo un olmo viejo,
un puñado de tierra en los zapatos
y la costumbre de mirar siempre a lo lejos.
Aunque llego con heridas y cansado,
queda arena cayendo en mi reloj.
y veo el largo camino recorrido,
advierto los baches y peligros
que pude sortear y tuve suerte
de no caer perdido en el intento
de cruzar laberintos de silencios
que atrofian los oídos
y ocultan los colores
que vemos con los ojos,
y así pasar por territorios
de vacío y soledad ,
conservando persona y realidad.
Fue un largo camino recorrido
de crear ciudades y paisajes,
descubrir sentidos y secretos,
a la luz abrirle paso
y llegar a conocer:
verdes, rojos y amarillos,
el sonido del jilguero
en las ventanas
y llenar espacios
con el mar y las palabras.
Viento y lluvia han borrado
algunas de la huellas de mis pies
y he olvidado parte del camino recorrido,
pero conservo dos o tres sueños muy antiguos,
las palabras que me dijo un olmo viejo,
un puñado de tierra en los zapatos
y la costumbre de mirar siempre a lo lejos.
Aunque llego con heridas y cansado,
queda arena cayendo en mi reloj.
sábado, 2 de mayo de 2020
Castillos en la arena
No es el mar
el que destruye los castillos
en la arena.
Piensa en el peso
de las sombrías
profecías; huecos
agoreros de penumbras
disfrazados de brisas
con salitre. Esas pálidas
gaviotas que agitan
sin cesar
sus alas negras
y ríen con graznidos
y rompen la inocencia
de las nubes.
No, no es el mar
el que destruye los castillos
en la arena.
Recuerda aquellas sonrisas
perdidas en la infancia,
y los miedos...
a lo alto y lo profundo,
al horizonte y las mareas.
Los ojos apagados que
culpan
de la noche a las estrellas.
No, no es el mar...
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“Ruidos. Voces. Rumores. Canciones lejanas…” Juan Rulfo No hay que volver al lugar donde fuiste feliz, cantaba Sabina; no hay que volver...