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lunes, 27 de septiembre de 2021

Hasta que vuelva la luz

 Reclinado en mi sillón, en el atardecer,

veo apagarse el verano. 

Tranquilo el mar,

no cabalga el nordés sobre las olas.

Queda mi alma reposando

como un barco a la deriva.

La niebla tapa el camino… 

Quizás es el azúcar subiendo,

pero es más poética la niebla.

Y yo no sé si la vida es gris o dulce; 

a veces nube de algodón de feria,

otras lluvia fina que va calando

y, cuando te das cuenta, tus huesos 

son un barco sin velas.

Desde el sillón miras por la ventana,

no sabes si acercarte a la costa

llena de ruidos y temblores.

Prefieres seguir a la deriva

hasta que vuelva la luz

y aclares si eres el que escribe

o simplemente un punto 

disolviéndose en la niebla…

quizás de azúcar.

Llegó el otoño, 

ya se van los pájaros 

buscando el sol.


martes, 21 de septiembre de 2021

Retrato de una noche de verano en ciudad con mar

 Una luz de tarde tarde se cuela por la ventana. 

Vuelan las cortinas, me despierto.

Abro los ojos.

Ráfagas de viento desorientadas.

Me levanto. 

Un plato de pasta, una cerveza. 

¿Dónde la puerta?

Las calles estrechas se alejan del mar 

empujadas por el río de personas sin cabeza. 

Los jilgueros aprovechan el silencio.

Avanza un pasillo oscuro desde la orilla.

Gente paseando solitaria, habitando en el reverso 

de una mano.

Sobre la noche, como una sombra, cae la noche, 

y se calla el trinar entre las ramas.

El espacio se puebla de tigres y princesas.

Camino cabeza abajo, los ojos rodando por el suelo. 

Edith Piaf suena en una estrella. 

Ríe la luna, 

y los ríos sin cauce hacen camino, sin destino.

Es cierto que hay algo sublime en el vacío.

Algo luminoso se desprende de lo oscuro. 

El aire huele a plata y cobre.

Es madrugada, calle arriba.

Con un soplo de sal vuelve la vida. 

La gente recupera la cabeza.

Mis ojos se giran hacia el cielo.

Un café, pan con mantequilla.

Llega la luz y yo cierro las cortinas.

Calles de mar.

El verano y su luz

duermen los sueños.


jueves, 16 de septiembre de 2021

Serenidad de un día de verano

 Acariciaba el aire

un mirlo con sus alas,

apartando la luz,

apartando palabras.

El frufrú del manzano

silbaba a la mañana;

vacío estaba el cielo 

de penas y de cargas,

reposaban las nubes;

y banal mi mirada

llegaba hasta la cima

de montañas calladas,

refugio de las sombras,

de las piedras cansadas.

Lejos quedaba el fondo

… todo tan claro

sin nubes

tan silencio.


miércoles, 15 de septiembre de 2021

Elogio de las orillas

 “Allí donde crece el peligro, 

crece también lo que salva”

Hölderlin

“Yo denuncio a toda la gente

que ignora la otra mitad…”

Federico García Lorca

……

……

Me gustan las orillas,

donde el mar se junta con la tierra;

donde el río forma la ribera

refrescando sauces y carrizos.

Me gustan los peces

que bailan en el aire;

los pelícanos que pescan

debajo de las olas.

Mezclar agua salada 

con arena…

devolverle los castillos

con la sal.

Me gustan las velas de los barcos;

reflejan en sus pliegues

colores de los faros

jugando con el viento. 

Me gustan las fronteras

sin barreras; 

el cambio de acentos 

y sombreros;

los montes que enlazan

a los pueblos.

Me gusta el sendero

que conduce al horizonte

y nunca llega

y queda siempre un pueblo al norte

y no importa si el destino 

apunta al sur.

Me gusta como salta el agua

en el Ézaro* hasta el mar;

los caminos que se pierden 

en la niebla, con sus huellas. 

Me gustan las rosas 

que florecen en invierno;

mariposas que surfean 

en las hojas del otoño.

Me gusta el riesgo 

que se llama Libertad.

….

* La cascada del Ézaro la forma el río Xallas en su desembocadura al mar, en Dumbría (Galicia).


martes, 7 de septiembre de 2021

Paisajes de vida (visión desde lo alto de un cerezo en flor)

 “Sí, tu niñez ya fábula de fuentes” 

Jorge Guillén

“Sí, tu niñez ya fábula de fuentes.

El tren y la mujer que llena el cielo”.

Federico García Lorca

…..

….

Arroyos de la infancia, fábula de barcos. 

Rocas que beben agua, dedos de plata. 

Amapolas al borde de los lagos.

Pinos en la orilla soñando la infancia del mar. 

Arena de la playa y sus misterios. 

Y el calor del sol, cuerda dorada.  

Ropas negras que arrastran susurros repetidos.

Frías serpientes, saltimbanquis del alambre.

Al fondo suenan solas las campanas.

Largos pasillos sostenidos por la niebla.

Espanto de la noche y su horizonte.

Pupilas pícaras que beben los vientos. 

Traqueteo de callejas y avenidas. 

Ruidos de pieles que se chocan

y confunden las miradas. 

La magia de la nieve; silba el viento. 

Siempre llegaba octubre y el aire gris 

de los crepúsculos de otoño ganaba el espacio del color

y un dolor ensombrecía los plátanos de sombra.

Escuchar el sonido del tiempo 

requiere deslizarse 

en las ramas del silencio. 

¡Qué mal dibujan los mapas geografía!

Dislexia de líneas y relieves.

Rebuscar en los huecos del vacío 

y acabar encontrando una flor de primavera.

(Alegre el árbol 

suelta sus velas blancas.

Cerezo en flor).


  Cuando estas solo donde nadie te hiere  buscas la herida