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martes, 29 de septiembre de 2020

Nuevos signos aparecen en otoño (a lo lejos el mar)

Cambia su ángulo, la luz;

las horas se comprimen,

gana la noche al día,

se extiende un color gris 

que ilumina nuevos signos.


Cambian los vuelos en 

el aire; una cierta opresión 

en el paisaje encierra

 la mirada…

el Sol y Saturno .

 

Resuenan en el bosque

 chirridos de cuchillos,

silva sombrío el viento,

y tú no sabes protegerte

del invierno presentido:

   desarmado, 

           cansado, 

                  vestido de blanco.


El mar escucha callado

en la distancia.


El mar contempla el vuelo

 de las hojas.


El mar cavila que dice 

el horizonte.


domingo, 27 de septiembre de 2020

El otro lado del espejo

 Habita el dolor las noches de la mente,

desde el fondo del sueño caminan

todas las calles de tu vida,

 y a una pena antigua sacas brillo.


 La herida abierta, rojo el filo

—al puñal el futuro no le importa—.

Dice el verso que precede al desaliento:

quizás el dolor es estar vivo.


Sabes que el fuego y las cenizas,

como el vuelo y el reposo, 

son amigos, y detrás de los espejos

el revés es quien habita.


En tregua con la vida, ojos

abiertos, no te rindes al último 

suspiro. Curadas las heridas,

al sol de la mañana oreas el dolor.


martes, 22 de septiembre de 2020

Buscando el equilibrio de la luz

 “… la compleja nostalgia de los días de lluvia…”

                                             Fernando Valverde



Aparecen las casas blancas y rojas

entre el verde y el gris de la mañana,

rojas y blancas, tenues pinceladas.


Todo sostiene una lánguida paz,

no hay horizonte.

La mirada pasea el sombrío paisaje;

lejano eco de campanas, anuncio 

de ritos que se acaban.


Buscas el latido de las olas,

entumecido el mar, anclado 

el  océano en el fondo, quieto

el viento.


Cruza un barco la bahía, 

el puerto es su destino,

jornada cumplida (hay vida).

Y tú preguntas… por ti.


Desde la otra orilla mira

 el tiempo, extiende 

sombras

de amnésico silencio.


Toda la vida anhelando 

el equilibrio 

y descubres que es gris, frío,

sin temblor, casi sin paisaje.


Empapado de nostalgia,

aún sueñas con la luz.


lunes, 21 de septiembre de 2020

Mañana de julio

 Baila con los pinos

el mar junto al cielo,

la gaviota canta

 su vuelo en el viento.


El agua salada

las penas me quita

se lleva hasta el fondo

dolor de mi vida


Y veo una estrella,

seguro mi pulso

la mano dibuja 

azul el futuro


Cansados mis pasos

encuentro el camino

buscando acogida

 la vida prosigo


viernes, 18 de septiembre de 2020

De hojas y ausencias

 Sin las manos 

del árbol

las hojas caídas,

ausencias que

el suelo

convierte

en extraña quietud.


¡Vuelven!

con paciencia

una a una

del camino

 vas apartando.


Vuelven,

amarillas

alfombras

a la puerta 

de casa

como viejos 

diarios

con noticias

de almas viajeras

¡tan antiguas las hojas!


Vuelven,

como un 

llanto

que tapa

con niebla

el silencio;

un pliegue

en el tiempo.


Vuelven…

y en su caída

comprendes

qué frágiles

son la miradas

Llegará la nieve,

 el dolor

se hará blanco

y nadie sabrá 

el por qué.


miércoles, 9 de septiembre de 2020

Haz como el viento

 Lágrimas las velas, antiguos naufragios.

Horizontes añorados siempre en fuga.

¿Ves?  Aquiles nunca alcanza a la tortuga.

¿Y tú? ¿por qué guardas piedras y presagios?

 El viento mueve el mar y sigue su camino…


lunes, 7 de septiembre de 2020

Arqueología de los sentimientos

 Bajo mi ciudad yacen mil ciudades, 

mil pájaros dormidos en la tierra; 

 si excavo tropiezo sus piedras, 

 mis ojos se llenan de arenas

(mil alas volando el silencio).


Desciendo y encuentro escondidas,

murallas que asedios continuos 

tiraron al suelo; pilares, vasijas

y torres caídas son mudos vestigios,

simples ruinas en crecientes círculos;


jardines y termas sobre la colina

(¿antes del diluvio hubo primavera?).

 Antígona al fondo, en su cueva,

y un Rey que no llora a los muertos

(el perro de Goya asoma el hocico).


Una casa con balcón al mediodía;

estancias oscuras mirando al vacío

 dilapidaron sus días y soles

dejando apilados, solos, los huesos 

(es difícil saber quiénes fueron).


Trazos de mujer en la pared

 pintada: ropa negra, pelo blanco.

Trozos de un hogar que sabe

a sal y alumbra las mareas

(¡llegó el mar a estas orillas!).


Jactanciosas columnas en añicos,

restos de un templo sin sus dioses,

cambiantes fronteras y patrias fugaces,

monedas que compraron voces,

murales que alaban hazañas.


La tumba de Helena me explica

una guerra. Ruidos de espadas

hieren mis oídos, crepita

sin llamas el fuego con llanto, 

esparcen temblores cenizas calladas.


Extrañas calles de dolor presiento,

adoquines duros forman la calzada

y en plazas abiertas con arcos

de triunfo resuenan rumores

de fiestas de invierno.


(Sobre el mármol frío hay un alma errante).


sábado, 5 de septiembre de 2020

miércoles, 2 de septiembre de 2020

Una gota, a veces, como la tristeza

 Llueve, 

entre mis huesos y mi alma

(del tiempo las horas son viento,

el mapa cayó en la distancia,

 heladas quedaron las nubes).


Llueve,

entre sonido y palabra 

(ventana interior apagada

acoge mis voces de noche,

escombros esconde el silencio).


Llueve,

entre yo ayer… yo mañana

(con luz inclinada, caminos 

abiertos y angostos senderos,

la luna leyendo leyendas).


Llueve,

una gota solitaria 

que el viento mueve.


  Cuando estas solo donde nadie te hiere  buscas la herida