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domingo, 27 de septiembre de 2020

El otro lado del espejo

 Habita el dolor las noches de la mente,

desde el fondo del sueño caminan

todas las calles de tu vida,

 y a una pena antigua sacas brillo.


 La herida abierta, rojo el filo

—al puñal el futuro no le importa—.

Dice el verso que precede al desaliento:

quizás el dolor es estar vivo.


Sabes que el fuego y las cenizas,

como el vuelo y el reposo, 

son amigos, y detrás de los espejos

el revés es quien habita.


En tregua con la vida, ojos

abiertos, no te rindes al último 

suspiro. Curadas las heridas,

al sol de la mañana oreas el dolor.


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