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jueves, 31 de marzo de 2022

Hermana

 “… la soledad del vencedor”

Louise Glück



Que extraña sensación nacer y no vivir,

quedarse a las puertas del paisaje,

desperdicio de páginas no escritas.

Ser solo un silencio extendido 

a mi costado;

silencio solo, secreto callado.


Te he llamado cobarde y egoísta, 

no entendía tu seguir al otro lado

indiferente a todo lo mundano.

Pero soy yo el cobarde, el egoísta,

por echar de menos tu presencia,

por envidiar tu vida no vivida.


¡Si al menos me dijeses que es la muerte,

en que consiste ser recuerdo y no materia!

Te imagino en otra dimensión,

más real que la mía, más liviana,

sin el peso del cuerpo y el destino,

con toda la vida ya cumplida.

Sabia, te llamo… ¡recorrer en un minuto 

lo que a otros nos lleva tanto tiempo!

Sobrevivir supone un gran empeño;

Sísifo esforzado que conoce su final.


Si al menos no fueras un vacío,

una herida profunda y sin espacio.


A veces me he asomado pensando 

ir a buscarte, ¡pero tira fuerte el aire!


¡Ah! pasamos tanto tiempo juntos

jugando entre burbujas; ingravidez 

del espacio compartido.


(Muchas palabras he gastado 

para llegar a este poema).


Y al final la soledad del vencedor,

que mira hacia atrás y no le sigue nadie.

Y no sirve de mucho haber llegado.


lunes, 28 de marzo de 2022

Perdido

A veces te dejas ir…

Lo más fácil sería 

como gaviota mecida por el viento 

o como una hoja en otoño…

Pero tu dejarte ir es más difícil: 

Ulises a la deriva entre las olas;

Fabrizio del Dongo confuso en la batalla;

Edipo escapando de su sino.

Te dejas ir

en inmóvil movimiento

buscando tu ser en el destino. 

A veces te dejas ir

callado…

como los objetos perdidos.  

domingo, 27 de marzo de 2022

Mareas

 Sentir tu cuerpo 

como el mar que en cada ola

avanza por la playa:

agua y sal,

agua y sal sobre la arena caliente,

agua y sal; mueve la luna.


sábado, 19 de marzo de 2022

No preguntarme nada

 “No preguntarme nada. He visto que las cosas

cuando buscan su curso encuentran su vacío.

Hay un dolor de huecos por el aire sin gente

y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!”

F. García Lorca

……

……

No, no más preguntas. 

No quiero ver los huecos que la sinrazón 

dibuja, el odio, la miseria de los grandes;

los espacios vacíos de sentido habitados 

por fríos malandrines. 

No más preguntas.

Un rastro de dolor corre por las calles,

pasan tristes hombres travestidos de soldados.

Caen las columnas que sostienen el aire,

y en los parques se rompen frágiles cristales.

Los globos se refugian entre escombros

explotando con ruido de cadenas. 

No, no más preguntas.

Sin palabras están los campanarios,

nadie escuchó la voz que late siempre,

ocupados en juegos malabares.

Mudaron las palomas en pájaros airados;

calló el agua deteniendo su camino,

ganó el fuego su lucha con la tierra.

No más preguntas.

Mis ojos solo miran a la luna

que ni crece ni mengua ni ilumina.

Al árbol una rama le pregunta: 

¿por qué en vez de frutos hay ceniza?

¿por qué no ha despertado la mañana?

No, no más preguntas.

No quedan respuestas en mi mente.

No quedan esperanzas en mis sueños.

No quedan sonrisas en el cielo.

No, hoy no quiero más preguntas.


martes, 15 de marzo de 2022

Reencuentro interior

 Te marchaste… ¿o fue una caída?


Sonaba a lo lejos el sonido de una voz

infantil —casi callada— interpelando al silencio.

Un desierto se extendía en los ojos, vacíos.

Desencuadernado el tiempo: ¡tantas hojas

quedaron en el suelo! El viento, el viento.


¿Te marchaste porque te caiste?


El sol ya había cruzado el mediodía.

Quedaban restos, huellas;

una espesa niebla ocultaba el horizonte.

¿Dónde estabas? ¿Quién ocupaba tu cuerpo?


Quizá tu marcha provocó la caída.


Errante, como todos los mortales,

partiste en dos viajes; o mejor:

te partiste en dos viajeros.

Uno de los dos no tenía palabras, 

el otro no tenía voz.


No tengo noción de cuanto tiempo pasó.

Años, quizá siglos, tal vez un segundo;

igual que un sueño del que despiertas

con dudas: ¿dónde? ¿cuándo?

Tal vez una vida, flotando entre ondas y sombras.


¿En que lugar se produjo el reencuentro?

Al principio cruzaron miradas extrañas.

El silencio recuperó la palabra.

Poco a poco la voz fue encajando

en el sonido, como un pájaro hace suyo 

el árbol donde anida.


(Porque olvidas puedes vivir;

porque has vivido puedes olvidar).


Despiertan sombras

tras un invierno frío

buscando luz.


jueves, 10 de marzo de 2022

Suicidios (George Grosz: Suicidio).

 Retumba el dolor de las campanas.

Apartados duermen los muertos.


En el rojo silencio de las calles,

cuerpos vacíos, tristes, pasados;

caídos en noche de oscuros augurios.

Almas sin pena contemplan el frío paisaje.


Perros de fuego pasean el miedo;

desesperados, ladrando al poco valor

que le resta a la vida. Escapan los vivos

ocultos sus rostros entre las esquinas.


Ríen los cuervos en la balconada;

escaparate obsceno de poder altivo.


Suena a lo lejos llanto de fusiles:

huele el aire a odio y metralla.


lunes, 7 de marzo de 2022

Choka

 En su silencio

la muerte nos enseña 

en cada instante

lo que vale la vida. 

Cada momento

es todo para ti:

movimiento y quietud


jueves, 3 de marzo de 2022

Amanecer urbano

 “Todo lo inventa el rayo de la aurora”

Jorge Guillén



Amanece. La gente acompaña 

al nuevo día. Hay movimiento.


Se dibuja orden en la sombra. Aparecen 

números, señales, esquinas, adoquines; 

ojos insomnes que se cruzan sin mirarse, 

como barcos buscando tierra. Ajenos 

al aire que desciende por las calles 

los pies van repicando en las aceras.


Bajo un portal, duros cartones,

aprovecha el calor de la mañana

un ángel caído sin fortuna,

sin voz, con barba y desaliño. 

Nadie repara, nadie se para, 

mirada fija en las horas de rutina.


Poco a poco las calles se bañan de luz

ofuscando los ojos de la noche.

Ruido de prisa y ajetreo. Motores

que rugen, poderío y brío, malos humos.


Las tiendas levantan sus persianas. 

Sillas y mesas van ocupando las aceras.

Aparece la ciudad, vestida de vida.

Huele a café y a sueños que despiertan.


Sentir como se abre entre edificios 

la piel del día y percibir el vago influjo 

de la luna escondida.


  Cuando estas solo donde nadie te hiere  buscas la herida