Retumba el dolor de las campanas.
Apartados duermen los muertos.
En el rojo silencio de las calles,
cuerpos vacíos, tristes, pasados;
caídos en noche de oscuros augurios.
Almas sin pena contemplan el frío paisaje.
Perros de fuego pasean el miedo;
desesperados, ladrando al poco valor
que le resta a la vida. Escapan los vivos
ocultos sus rostros entre las esquinas.
Ríen los cuervos en la balconada;
escaparate obsceno de poder altivo.
Suena a lo lejos llanto de fusiles:
huele el aire a odio y metralla.
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