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lunes, 31 de julio de 2023

La misma lluvia

 Llueve,

desde mi ventana

observo:


bajo el pórtico, 

hierático,

su mirada

perdida

en la lluvia,

cartones en el suelo,

un carro de supermercado 

lo que guarda de su vida.


Nadie por la calle,

llueve

tras los cristales.


Instrucciones para rascarse el corazón

 Todo el mundo sabe que no se puede rascar el corazón como se rasca la cabeza: en el corazón vive la vida. 

Los cirujanos cardíacos escogen un afilado bisturí, realizan una pequeña incisión en espacio intercostal (previamente un cuidadoso lavado de manos y guantes adecuadamente colocados); por la incisión introducen el dedo índice procediendo a un rítmico rascado de aurículas y ventrículos hasta que el músculo cardíaco advierta una ligera contracción y la sangre se mueva con el vaivén de las mareas.

Es difícil dar instrucciones a aquellos reticentes a rascarse el corazón. Suelen ser los que tampoco se rascan el bolsillo. Avaros en gastar sus sentimientos. Se les puede decir que los sentimientos no gastados, se pierden; nadie los lleva consigo a la tumba; pero no aseguro el resultado.

Yo recomiendo utilizar dedos de poeta. Puede requerir entrenamiento. Hay que mezclar emociones con palabras, limar las uñas en los recuerdos, acariciar en otoño el verde de las hojas, mojar los dedos en el vórtice del mar. Suele facilitar la tarea anclar el corazón en el pecho de la amada (requiere estar enamorado) con lo cual su respirar provocará placenteros cosquilleos y  brillará con un enrojecido  “I love you”.

  Cuando estas solo donde nadie te hiere  buscas la herida