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domingo, 20 de junio de 2021

Esperanza

 Siempre apareces perdida detrás de una montaña. 

Miro a lo alto… asciendo agarrándome a las rocas,

dejo el frío del invierno junto al mar.

Te busco en las alturas, cerca del sol, 

al que ocultas con tu luz.

Tu cuerpo encolinado me empuja a subir, 

siempre subir.

Buen reclamo el crujir dulce de las ramas.

Tú, tan etérea, te ocultas tras las nubes.

Y a veces llueve y es la tristeza que cae a manotazos. 

Pero yo asciendo, asciendo a trompicones.

Y a veces eres luna en el insomnio de la noche  

ofreciendo espuma en sus volcanes.

A veces avecilla que vuela por el aire 

perfumando mi espacio de locura.

Otras veces, cuando llego, tú has bajado a ver el mar

y yo miro desde lejos mecerse las olas blancas.

¡Quién supiera volar!


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