¡Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruido…!
Fray Luis de León
Domingo, tras 6 días de trabajo
merecido descanso frente al mar
(me traje el móvil y el portátil).
Cierro los ojos, sol, ruido
de las olas;
suena una melodía conocida:
¿tal vez Venus o sirena?
… el teléfono, cobrando vida:
es mi jefe recordando que mañana
y antes de las 8 necesita el informe
en su oficina.
“Inicia tu rutina: hoy solo has caminado
3.000 pasos” —advierte mi reloj—,
mañana por la tarde iré al gimnasio.
Echan humo los grupos de wasap:
Miguel propone una quedada por la tarde,
15 memes de patéticos políticos,
algún chiste que intenta ser gracioso.
Ahora recuerdo que en 2 días
sale a la venta el nuevo aifóne
con 7 cámaras, sonido mejorado
(¡uf! tranquilo, ya lo tengo reservado).
El miércoles el coche a la ITV,
¡y no reviso twitter desde ayer!
¡Casi lo olvido! hoy quedé a comer
en casa de mi madre,
el mes que viene retomaré clases de inglés;
el jueves toca avión: reunión en Barcelona,
el viernes balance de gestión.
Recojo la ropa y la toalla
son las 12 y mucho por hacer.
Abro el correo,
un tal Sísifo me escribe
ofreciéndome una roca
(extraño anuncio)
“es más liviana que tu vida”, dice.
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