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domingo, 3 de abril de 2022

Los versos pertenecen a los ojos que escuchan

 Digo agua y acabo de inventar 

un azul de olas que llegan a tu orilla,

y el azul dibuja otro tono

en tus oídos, quizá verde

o amarillo; quizá un latido.

Los lunes, se transforma el color

en lágrimas de jade; junto 

con las mías llenamos

océanos de blanca espuma.

Los viernes aparece una golondrina 

volando entre tu pelo, cae confeti

de las nubes, y yo sonrío 

limpio y admirado.

Escribo arena, tú lees caracola;

se oye el mar, suena un barco, 

su sirena; un niño pasea

por la playa, la de tu infancia 

la de la suya.

Esparzo palabras, mueven el silencio,

chocan y se rompen en minúsculos 

pedazos que modelas con recuerdos 

—Ulises, flotando sobre ellas, dichoso, 

vuelve a casa—. Versos mezclados con      

los sueños, con ellos creas sinfonías, 

sus notas dulces y amargas; así el sendero

de la vida.

Palabras...cuerdas que saltan por encima

de los miedos, como en un juego.

Mis torpes poemas dibujan pinceladas

que aparecen en un cuadro de Cézanne

con tu mirada.

Poeta soy, por un instante.


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