Arrugado el tiempo
entre las manos,
papel antiguo,
quebradizo.
¿A quién pertenece?
Rostros que solo viven
en el aire. Sueños que
resucitan su reverso.
Levanta la losa, tu pasado.
—No me pidas cuentas.
Tú, que vivías en un sótano
de musgo y de silencio.
Soy yo el que hoy te reclama.
—Tú no eres yo —dijeron dos voces.
Un hilo fino une las palabras.
El filo de un cuchillo
se extiende por el tiempo.
Las hojas hablan con la tierra.
Se duele el árbol.
A lo lejos grita una piedra.
Reaparece la hierba cuando llueve.
Dice una voz:
necesito un punto fijo.
¿Era el círculo prisión o refugio?
Siempre a la misma distancia
de su centro, te aburría.
¿Busca el pozo la verdad,
la torre el cielo?
Dos líneas paralelas marcan bordes.
¿Son límites que encauzan o desbordan?
Esperanza de infinito.
Al final...humilde punto,
no tiene dimensión.
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