¿Dónde fueron las voces de la casa,
los llantos, las risas, los temores?
¿Dónde están los sillones, los armarios,
las puertas, las mesillas y aquel
teléfono colgado en el pasillo?
¡Cuidado, en esa caja va parte
de mi vida!, la más frágil.
Se llevan un viejo brasero
que da frío, una mesa camilla,
cuatro platos, aquel feo bodegón
pintado en la pared. Empaquetan
inviernos y veranos, una alfombra
que envuelve muchos juegos,
el olor a comida al mediodía,
y un miedoso peluche
escondido en un rincón.
Dejan algo de nieve en la
terraza, una telaraña sin
araña colgada en el salón,
y una ventana, cerrada,
mirando al vacío.
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