Pequeñas gotas de lluvia
resbalan por los cristales;
viajaron en el tiempo y
el espacio, eran nubes,
fueron aire. Libres
en su humilde ligereza
jugaban en lo alto,
suspendidas.
Feliz en su inconsciencia, la materia.
La naturaleza se embriaga
con el agua regalada,
hay fiesta en el jardín.
Mecidos por el viento:
árboles, flores, gusanos,
gorriones y un pausado
caracol, cavilan sus
grandes y pequeñas
inquietudes, olvidan los
fríos invernarles y sueñan
con nuevas estaciones;
olores y colores se preparan,
impacientes.
Permite movimientos el espacio.
La tierra, generosa, acoge
raíces y esperanzas, reparte
refugio y alimento.
El ciclo sigue.
Tras los cristales
pasea el pensamiento.
Dejé abierta una ventana
y entró un pájaro:
picotea por mi vida.
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