La ventana da forma a las sombras
del tiempo;
quizás la lámpara prendida del techo
no sabe alumbrar la comida.
Una botella vacía, sin agua, reposa
sobre la mesa camilla callando sus ritos.
Una única luz se desprende en los ojos
del padre: la botella vacía, sin agua,
vacía;
y su mano —que aguardaba materia—
se disuelve como un latido en el aire.
Con un lento quejido de verduras en trozos
se enfría la sopa en los platos.
Después,
después pasa un largo silencio.
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