Habito mi cuerpo,
como el cerezo habita sus ramas
esperando el fruto.
Conozco el frío del invierno,
siento el crecer de las raíces
y el arrugar de las hojas.
Habito mi cuerpo
o es mi cuerpo el que me habita
enviándome sus quiebras.
Sus temblores
me despiertan con el sol;
me duerme su cansancio
cada noche.
Sus redes filtran la luz,
las sonrisas,
el temblor del paisaje,
el aire en movimiento.
Compartimos el susurro
de un poema,
el perderse en los ojos,
la explosión de las estrellas.
Latido a latido
el cuerpo
pinta el alma
y el alma se hace
cuerpo.
Habito mi cuerpo
como el cerebro en la cubeta
soñando el sueño
de la vida.
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