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viernes, 5 de agosto de 2022

La fragilidad de los límites borrosos

 Desde un agujero negro,

color de

trombón desafinado,

mirabas al cielo.



Era de día.

Podría ser el inicio de un final.

Te deslizabas en aquel remolino

como en una lavadora cósmica

buscando un desagüe;

no sabías que esperaba al otro lado

(todo sonaba como una canción

cantada al revés, desmenuzadas sus letras).


Oscura, del coche se abrió la puerta:

todo cayó en la noche.


Era un viaje (la vida, quizás), 

había otro lado en espera

con una luz 

encendida…

no lo sabías.


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