Aquellos cajones
llenos de su ropa
imposible.
Y tu mirada de madre,
prendida,
perdida,
más allá del acá.
Y mi mirada de niño,
analfabeta,
atrapada en el aire
que flotaba en silencio.
Trazaron destino, los ojos.
Pan con aceite y un café. El campo frío, todavía. La luz va desplegando el calor de su mirada. Aquí huele a hogar y pan caliente. Allí irr...
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