Seguidores

domingo, 11 de abril de 2021

Días sin lluvia

 Una mañana de julio,

quizás un martes de mercado,

aquel pirata de seis años

mirada limpia y, tras las pupilas,

un fondo de algas amarillas,

jugaba con sus barcos; 

lejos navegaba el mundo.

Un regato era el mar; 

los barcos, de papel.

En la cofa, vigía solitario, 

sus ojos se perdían en las islas

buscando tesoros llenos

de ausencias escondidas;

no había noticia del futuro. 

El horizonte: un sueño

teñido de sonidos, olas azules

salpicando aventuras.

El ruido del agua,

clara,

tapaba los sones sordos

de los tambores.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Por qué no hay sitio para los mirlos?

  Pan con aceite y un café. El campo frío, todavía. La luz va desplegando el calor de su mirada. Aquí huele a hogar y pan caliente. Allí irr...