El mar pregunta que miras,
muchacha asomada a la ventana.
Tus ojos llenos de serenos
horizontes,
profundos como el azul
que te contempla.
El pueblo blanco se despierta,
despliega velas un velero.
El mar te observa, mujer
asomada a la ventana;
con leve movimiento te reclama:
tus ojos, la luna de tu boca,
las olas que se mueven en el pelo
y esos sueños tranquilos
que pasean tu mirada
en la bahía.
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