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jueves, 10 de diciembre de 2020

La palabra desplaza el silencio que ocupa

 Nada llena la nada, ni la ausencia; 

nada, ni el silencio llena la nada.

No, no llena la nada una mirada

perdida en una calle de Florencia.


Nada llena la nada; la presencia

de materia nunca llena la nada;

ni el ruido, ni el aire, ni la llegada

de voces ledas dichas sin conciencia.


Solo el recuerdo, a veces, ilumina

rincones dolorosos del pasado,

vacíos que dejaron cicatrices.


Palabras arrancadas de la mina

destruyen un silencio amurallado: 

poemas que nos muestran las raíces.

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