De colores y sueños su vestido,
le llamaban loca por la calzada;
largo y blanco su pelo, despeinada:
allí podría un ave hacer su nido.
Algo suena en su alma, como un chasquido;
caminando, perdida su mirada,
su vida en sus zapatos, arrastrada,
entre la gente vagando sin ruido.
Vuelan mil ideas por su cabeza,
sonrisas a sus ángeles cantores;
tan solo el cielo no le da pereza.
El mar le reclamó con tal certeza
que sin dudar hasta él llevó sus flores,
sumergida feliz en su belleza.
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