bañada por el sol en un instante
momento de ascensión de luz brillante,
muda tripulación que un barco enrola,
nave que cruza el mar, frágil y sola,
carece de timón y de sextante;
escondidas rocas, viento cortante,
cualquier peligro rompe y desarbola.
Entre la niebla vamos navegando
ilusos buscadores de un tesoro
sin ver la luz de un faro naufragando.
Más el destino acabará igualando
al que su vida decoró con oro
y al que pobre los días fue pasando.
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