Hay gente vagando por las calles
que lleva en sus ojos madrugadas
marchitas de hambre y desconsuelo.
Hay mañanas que se rinden a la noche,
avaras de luz, desvencijadas;
no saben despertar, adormecidas.
Hay noches que transcurren sin ventanas,
sucio el aire, cargados los humores;
insana la morada.
Hay días que gotean los segundos,
gota a gota su tiempo se retrasa;
infinito pasar enlentecido.
Hay vidas que duelen en la piel,
pieles que duelen por la ausencia,
ausencias que vuelven invisible la materia.
Hay gente que no ha visto nunca el mar,
la tierra se agolpa en su garganta;
rugoso aliento irrespirable.
Hay gente sin casco y sin caballo,
peones en todas las batallas,
carentes de sombra y de relato.
Hay gente de cemento y agua mansa
que guarda en un recuerdo
la esperanza.
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