Escribes un poema como un puzzle
cuyas piezas son todas las palabras
que existen en tu idioma
más alguna que acabas de inventar.
El tema puede ser muy diferente
según el viento que sople en tu interior:
una vieja iglesia de Florencia,
escenas de amor sobre la hierba
o los amarillos de Van Gogh.
Siempre falta alguna pieza
pérdida en un rincón de la memoria,
palabras que no consigues encajar,
colores de difíciles matices.
Algunas duelen como espinas,
otras sorprenden por su olor.
Recuerdos que llevan a tu infancia;
trozos son, retazos todos de tu vida.
Un puzzle cargado de emociones
que tu alma compone pieza a pieza
y cuelgas como un cuadro en un papel.
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jueves, 30 de abril de 2020
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