Por las bisagras del tiempo
se fueron los versos
su rima perdida.
Las letras en huelga
dejaron palabras sin voz
por los suelos.
Una nube miraba
el silencio sentado
en un banco.
Y el silencio se fue
con el viento buscando
otros labios.
Eran días sin lluvia,
pertinaz sequía cubría
la tierra de polvo.
Las calles vacías de estrofas
perdieron la hierba, duro
asfalto surgió de arrabales
sombríos. Aromas de olvido
acechaban el aire.
No supimos llegar a un acuerdo
y de prosa vestía las horas
encontrando sustento en los libros
gastados de tanto leerlos.
Un poema llamaba a mi puerta
cubierto de harapos. No tenía
ni ropa ni agua para confortarle
—Lo siento —le dije apenado—
quizás otro día tenga algo
que darle.
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sábado, 8 de febrero de 2020
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