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lunes, 10 de febrero de 2020

La vida abierta

Abrí la vida:
palabras viejas traía,
palabras nuevas buscaba.
Por los rincones del sueño,
por las costuras del alma,
por los valles del cerebro;
buceando por lo oscuro,
iluminando secretos,
metiendo el dedo 
en la llaga.

Duele la vida:
cual bisturí la palabra
va cauterizando heridas,
va limpiando los rencores;
revive un silencio antiguo,
saca a escena los recuerdos
avivados por el fuego,
sostenidos por las sombras.

Libre la vida:
las letras a borbotones 
se extendieron por la piel,
por las manos derramadas.
Una y fue añadiendo,
una o trajo la duda,
la libertad de elegir,
solo lo oscuro no cambia.

Habla la vida:
habla el mar, mueve la tierra;
palabras abren los ojos
tras los bordes del silencio,
despiertan de un largo sueño,
el universo resuena.

Suena la vida:
aparecen vocales, consonantes,
adjetivos, pronombres,
frases, versos y poemas.
Historias, mitos y novelas
—sucios de polvo y desmemoria—
surgen escondidos de la tierra.
¡Es tal el estruendo que provocan,
que duelen los oídos!

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