Hoy me tropecé
con la vida
en una esquina.
Llevaba tiempo ausente,
tardé en reconocerla;
su raído gabán,
un aire mortecino
su mirada.
Se cayeron
los papeles
que llevaba
entre mis manos:
carpetas del trabajo,
alguna poesía inacabada,
facturas sin pagar.
Los recogí azorado
¡tanto tiempo!
creí que había muerto.
Hace años se fue
llevando la esperanza
en su equipaje.
¿Qué haces por aquí?
pregunté balbuceando...
No supo responderme,
siempre habló poco.
Yo tenía prisa,
quedé con ella
en esta esquina,
a media tarde.
No sé si acudirá.
Seguidores
martes, 11 de febrero de 2020
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
¿Por qué no hay sitio para los mirlos?
Pan con aceite y un café. El campo frío, todavía. La luz va desplegando el calor de su mirada. Aquí huele a hogar y pan caliente. Allí irr...
-
“Ruidos. Voces. Rumores. Canciones lejanas…” Juan Rulfo No hay que volver al lugar donde fuiste feliz, cantaba Sabina; no hay que volver...
-
Bueno, no te pido Hollywood, sabes, al final se apagan las luces y queda un triste decorado de cartón piedra. Solo te pido una estr...
-
Imagínate una calle de París, tiempo de lluvia. Finales del siglo XIX, el amplio espacio de una plaza; luz de atardecer, gris apagada. Mod...
No hay comentarios:
Publicar un comentario