Abro la ventana:
aparece la hierba llena de llanto;
lejano flota el silencio
bajo las nubes
de plomo.
Corre un niño tropezando las flores.
Yo extiendo las manos
y percibo un regusto amargo
de tierra en la boca.
Cada vez soy menos poeta : a mis casi setenta sigo vivo, casi, a mis setenta. ¿Seré un poeta de tres al cuarto contratado por rimas y sonet...
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