Tras la ventana,
como un cuadro,
paisaje de mar
en el lugar que ocupaba
la tierra.
Barcos varados,
nubes, alguna gaviota.
Mi abuela mirando
mi mirada,
ojos de infancia,
ojos de ternura;
olor a pan con nata
en la cocina.
Una persiana se rompe
donde antes había luz.
Voces al otro lado
del pasillo; lobos
asomados por la orilla
y un estigma
que anuncia el pasado.
Sutiles amenazas en los pasos,
sombríos cuchicheos de penumbra
y el rumor de un coche negro.
Retorna la tierra rota
a mirar tras los cristales.
Desordenado el mundo...
El tiempo se adentra
en el silencio y se detiene.
Solo en los sueños
duermen los recuerdos.
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