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martes, 17 de marzo de 2020

Residuos

Va cayendo el cuerpo, 
a trozos, como el mundo. 
Un día es el océano: se seca.
Otro: se llenan de relámpagos 
los ojos. Arden los bosques
 y una arteria quemada por la 
pierna; el viento levanta polvo, 
gris el pelo; huracanes 
que por dentro te revuelven,
 rompen casas; se inundan 
las ciudades, encharcan
 los pulmones. Vuelan virus
 surfeando con el viento y
tu con ellos.

La tierra, tan pisada,
 resentida; igual se duelen
 tus pasos del camino. 
Una tristeza esparcida 
por el aire, apenas apreciable
—como un ambientador 
descolorido— se cuela 
en tu cabeza, contamina,
y queda un residuo hiriente 

en tu cuerpo y en el mundo.

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