Cuando el yo se disuelve en el espacio,
cuerpo y alma sin límites ni cierre,
no sabes si eres viento o eres piedra.
Cuando el yo se disuelve en el espacio
sin presente, futuro, ni pasado,
eres un punto, un simple instante
que no ocupa lugar ni tiene tiempo.
Vives sin vivir, anestesiado, cual
robot con circuitos programados;
hablas, te mueves, ríes, haces,
pero no hay nadie en ti que te dirija.
Eres obra de teatro sin libreto,
sin suelo el escenario, sin tramoya,
ante un público de cartón y porcelana.
Cuando el yo se disuelve en el espacio,
como un barco fantasma a la deriva,
sin timón, ancla ni velas,
en las simas abisales
de la nada.
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jueves, 12 de marzo de 2020
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