Cada vez soy menos poeta :
a mis casi setenta sigo vivo, casi,
a mis setenta.
¿Seré un poeta de tres al cuarto contratado por rimas y sonetos?
No me atrajo el Sena con sus aguas,
espejo de narcisos y mendigos.
Ni el mar inmenso para mecerme con sus olas,
glamour de ropas empapadas, noche y sal.
No supe morir en un Hotel, solitaria habitación
cerca del tren en mi ciudad mirando las colinas.
O durmiendo con el dulce gas del horno.
Tuve en tiempos atracción por el vacío;
un peso agarrado a mi memoria, con alas volando hacia la nada.
Pero la nada viene siendo lo más fácil,
razón para ganarle la partida.
Siempre mi afán de nadar contracorriente; perseverar en lo difícil,
dijo Rilke.
¿Seré cada vez menos poeta, acomodado al curso de los días?
¿O espero que el tiempo haga su trabajo?