“… que tenemos que hablar de tantas cosas “
Miguel Hernández
Siempre discreto, sin molestar al aire
cuando ocupas el espacio.
Antes de tiempo, te fuiste;
rápida, tu muerte.
Quizá cansado del ruido
de los coches y los televisores
o del atasco de tu sangre perezosa.
Ya sé que no te gusta molestar:
no escucho que tropieces con los muebles
y en pocas ocasiones apareces en mis sueños,
pero siento tu presencia disponiendo
pájaros y flores en las ramas.
Tan sólo te reprocho la prisa por marchar;
inevitable profunda grieta.
Hoy tengo tu edad, ¿sabes?
Aquí sigue el ruido y falta,
falta, sobre todo, tu sonrisa tranquila
limando aristas del paisaje.
Así voy tropezando palabras.
Ayer fui a la playa, la que tú pisabas.
Sé, que solo se puede estar en una orilla.
Hablamos en el blanco de las olas.