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miércoles, 25 de noviembre de 2020

No vine para ser traje de domingo

 No vine para ser traje de domingo

esperando sentado en un perchero.

Vine para crear un universo:

planetas, estrellas, una vida.


¿Acaso una vida no lo es todo?


El destino se construye piedra a piedra,

 y se derrumba. Dispersos sus cimientos:

rocas, zapatos, sueños rotos.


Y de nuevo levanta con esfuerzo:

huesos, caminos, ideales.

Un río otra vez con agua limpia.


Ya no imagino a Sísifo dichoso:

sé que pesa la piedra de la vida.

Duele el sol, duele el camino;

no olvido su final en una orilla.


Camino, vestido con ropa de faena,

mientras haya luz y firmamento,

y algún árbol con su sombra generosa

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